Para un Colombiano, al ser oriundo de la tierra donde se cultiva el
café más suave del mundo, implica cultural y casi naturalmente tener el
conocimiento básico de qué trata todo este mágico cuento de
la bebida insignia que nace en nuestras escarpadas montañas aquí en el país de
la eterna primavera. Al mismo tiempo, las personas de otros países
acostumbradas a recibir los mejores cafés del mundo servidos en sus bares,
deben valorar y conocer los procesos y proveniencia de estos y de la misma
manera vivir y sentir en carne propia el día a día del recolector de café.
Aunque la faena de campo del recolector empieza muy temprano en la
madrugada, acompañado de una baja temperatura y una neblina que cobija los
cafetales y congela los tejidos del cuerpo, aquí en la estribaciones
occidentales de la cordillera central, podrás lucir los vestidos tradicionales,
avistar las aves que viven en nuestros campos y que alegran el camino y además
sentir, oler, saborear y vivir los hermosos atributos que se dejan percibir
dentro de este mágico agroecosistema.
Los conocimientos ancestrales
que se originan en las ganas de curar el alma y el cuerpo, hallando en las
plantas el insumo necesario para sacar de adentro maleficios y dolencias que se
vivían en los tiempos iniciales de nuestra civilización. Llenarnos de este
conocimiento sobre hierbas, especies acompañantes y su modo de uso ayudará de
alguna manera a entender la recursividad del Colombiano montañero y de donde
proviene su agilidad mental y recursividad.
De esta manera, seremos embajadores del café en cualquier lugar del
mundo donde por el delicioso grano nos pregunten, haciendo del mundo del café
una cultura creciente que llegue a más sitios del mundo, de esta manera
exaltando el grano insignia de nuestra bella Colombia, dándole el lugar y el
valor que se merece y promoviendo el desarrollo en nuestros campos.
Si definitivamente quieres
vivir esta apasionante experiencia, visítanos, las puertas de nuestros
cafetales están abiertas y dispuestas para ti!!
Juan David Ramírez.
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